PRIMEROS MOVIMIENTO OBREROS
LOS MOVIMIENTOS OBREROS
Las
primeras industrias que empezaron a establecerse en Europa empleaban
hombres, mujeres e incluso niños, en condiciones extraordinariamente
duras. El hecho de vivir y trabajar juntos en grandes aglomeraciones,
permitió que el obrero desarrollara una conciencia de clase, es decir,
sentirse miembro de un grupo, sentir sus problemas y la necesidad de
unir esfuerzos para mejorar su situación. Fue así como empezaron a
surgir las sociedades de ayuda mutua, en las que los trabajadores
pagaban una cuota periódica y constituían un fondo obrero para cuando se
enfermaran o quedaran sin trabajo.
Con el tiempo, estas organizaciones se consolidaron, y se formaron
asociaciones permanentes de obreros que buscaban mejorar sus condiciones
de vida y de trabajo. Años más tarde, se convirtieron en sindicatos,
los cuales generaron una fuerte reacción conservadora por temor a la
propagación de las ideas de la Revolución Francesa, restringiendo las
libertades de reunión, expresión y asociación. Ante todo, los sindicatos
tuvieron que llevar una vida clandestina, hasta que en 1825 fueron
restablecidas las libertades y se formaron los primeros sindicatos
obreros (Trade Unions).
Por otro lado, se formó un movimiento social impulsado por obreros en
paro y artesanos, llamado el Ludismo, que centraba su lucha en la
destrucción de las máquinas y la quema de las fábricas.
El movimiento obrero se apoyó en las teorías de Robert Owen (1771-1853),
quien había propuesto la creación de aldeas de cooperación o
cooperativas, donde los trabajadores fueran los propietarios de los
medios de producción, elaboraran el producto y ellos mismos lo
vendieran; de esa forma se lograba una nueva organización social mucho
más humana.
En 1834 se fundó La Grand National Consolidated Trades Union, con el fin
de que los sindicatos dirigieran la producción en los diversos sectores
industriales, pero con el tiempo se dieron cuenta que limitarse a
acciones netamente económicas no traería éxitos duraderos, por lo que
las discusiones se centraron en el derecho electoral democrático, ya que
creían que si llegaban a la Cámara de los Comunes, podrían lograr hacer
reformas legales en favor del obrero.
Fue así como en 1838, la Asociación de Trabajadores de Londres elaboró
la Carta del Pueblo, donde exponía en seis puntos las necesidades del
momento: sufragio universal, voto por medio de escrutinio, parlamentos
anuales, supresión del certificado de propiedad exigido a los miembros
del Parlamento, establecimiento de la inmunidad parlamentaria y
circunscripciones electorales iguales; de este intento de diálogo a
través de cartas, nació el Movimiento Cartista, de origen inglés, que se
disolvió muy rápido por la falta de unión de sus dirigentes, de
solidaridad internacional, de un claro norte político y por la dura
represión del gobierno.
Mientras tanto, en Francia, surgieron pensadores que presentaban al
obrero nuevas formas de vida; es el caso de Charles Fourier, quien
hablaba de una federación de pequeñas cooperativas, los Falansterios,
donde los trabajadores estarían asociados en grupos de producción y
consumo para su administración, y todos trabajarían, producirían y
consumirían. En esta sociedad organizada e igualitaria, no habría
distinción de raza ni sexo porque quedaba asegurada la independencia
material y moral de la mujer.
También para esta misma época, Saint-Simon planteaba que el objetivo
primordial de la sociedad era el desarrollo de la producción. La nación
era el gran taller donde propietarios y trabajadores laboraban por
igual y donde el fin de la producción sería discutido por los líderes
elegidos mediante elección popular.
En 1841, Louis Blanc (1811 -1882), en su libro La organización del
trabajo, planteó los principios que más tarde recogió el partido
socialista: “A cada cual según sus necesidades y de cada cual según sus
facultades”, también aseguraba en su libro que el Estado era la única
entidad capaz de garantizar que estos principios fueran hechos realidad.
En 1848 se publicó el Manifiesto del partido comunista, escrito por
Carlos Marx y Federico Engels por solicitud de la liga de los comunistas
y en el cual se planteó su programa político. Esta obra y otras
posteriores, de las cuales la más importantes es El Capital, escrita por
Marx, dieron origen al socialismo científico.
La idea fundamental que planteaba el Manifiesto comunista era que “La
producción económica y la estructura social que de ella se deriva en
cada época histórica, constituye la base sobre la cual descansa la
historia política e intelectual de esa época y que, por tanto, toda la
historia ha sido la historia de la lucha de clases”.
El socialismo científico se fundamentó en la filosofía del materialismo
dialéctico, que considera las revoluciones y la lucha de clases como
producto de las contradicciones que generan las sociedades, en
especialmente, el capitalismo. Propone la abolición de la propiedad
privada de la burguesía y la búsqueda del socialismo como etapa
intermedia hacia el comunismo, sociedad igualitaria en la que no
existirán las clases sociales, la explotación y, por tanto, desaparecerá
el Estado
LA ORGANIZACIÓN OBRERA
La formación de asociaciones y partidos específicamente obreros tomaron diversas tendencias según los países.
Dentro del movimiento obrero aparecieron dos tendencias que en sus
inicios coincidieron, pero, con el tiempo, se separaron y fueron
antagónicas. Por un lado, los partidarios de Carlos Marx (1818-1883) y
Federico Engels (1820-1895), quienes aconsejaban la participación en la
vida política; sin embargo, consideraban que la única forma para la
emancipación de la clase obrera era conquistar del poder político y
desde él realizar las trasformaciones económicas y sociales necesarias.
Por otro lado, los partidarios del francés Pierre Proudhon (1809-1865), y
el ruso Mijaíl Bakunin (1814-1876). Los seguidores de Proudhon
proponían un sistema basado en la organización de cooperativas de
producción y consideraban negativo que los trabajadores participaran en
la vida política.
Los simpatizantes del anarquista Bakunin también rechazaban la lucha
política de los trabajadores, y por tanto negaban la necesidad de un
partido del proletariado; consideraban a los sindicatos como la más alta
forma de organización de los obreros, capaz de crear la nueva sociedad.
Una de las tendencias que adquirió importancia en Europa fue la que unió
el movimiento obrero a los planteamientos socialistas. Esta integración
se vio expresada en la creación de la Asociación Internacional de
Trabajadores, fundada en 1864 por Carlos Marx y dirigida por él y
Federico Engels.
Esta organización que integró sindicatos franceses e ingleses, tuvo vigencia hasta 1943 y tres etapas en su desarrollo:
La Primera Internacional cumplió un papel importante en la creación de
los partidos obreros con base en la difusión del marxismo en el seno del
proletariado. Dejó de existir en 1876, en la conferencia de Filadelfia.
La Segunda Internacional creada en 1889 con la orientación de Engels
(Marx había muerto en 1883), contribuyó a la consolidación de los
partidos socialistas, a la ampliación del movimiento obrero y a la
difusión del marxismo en la clase obrera. Desde finales del siglo XIX y
hasta comienzos del siglo XX, sufrió la influencia de sectores que
abandonaron la doctrina revolucionaria de Marx y Engels. Esto se expresó
en el apoyo que dieron a los intereses imperialistas de las burguesías
vinculadas a la Primera Guerra Mun¬dial (1914-1918), estas
contradicciones la con-dujeron a su fin.
La Tercera Internacional, Internacional Comunista o Comintem, creada por
Lenin en 1919, continuando la línea de Marx, reunió a los partidos
comunistas de todo el mundo con el propósito de consolidar los vínculos
entre los trabajadores de los diversos países. Fue disuelta en 1943.
La Segunda Internacional, estableció el 1º de mayo de cada año como
jornada de lucha de la clase obrera, en memoria de cinco obreros
asesinados en Chicago en 1887, y adoptó la jornada laboral de 8 horas
como reivindicación general del movimiento obrero.
EL ANARQUISMO
El término anarquía es de origen griego y significa sin autoridad o sin gobernante.
El anarquismo propaga la supresión de toda autoridad, en particular, la
del Estado. Por ejemplo, Proudhon invitaba a la conformación de una
organización social y económica tan perfecta, donde el régimen social
estuviese basado en la práctica espontánea de la industria; donde el
libre acuerdo de los productores regulara las relaciones recíprocas, y
la solidaridad de los diferentes miembros surgiera de la espontaneidad
del ser colectivo y no de un contrato.
Criticó al Estado capitalista porque consideraba que la propiedad
privada llevaba a la subordinación de los no propietarios a los
propietarios. La república auténtica debía fundarse en una sociedad
donde el trabajo destruyera constantemente el poder.
Por su parte, Bakunin propuso un control directo de la industria y de la
agricultura por parte de los trabajadores; planteaba la lucha abierta
contra el Estado, como un medio para lograr hacer realidad la idea de
Proudhon.
EL SOCIALISMO CIENTÍFICO
Como reacción frente al idealismo de los socialistas utópicos y los
anarquistas, Carlos Marx y Federico Engels iniciaron la renovación de la
ideología socialista y desarrollaron ampliamente sus teorías en el
Manifiesto del Partido Comunista, en El Capital, máxima obra de Marx, y
en varias obras posteriores. El materialismo dialéctico e histórico fue
el método sobre el que fundamentaron sus ideas.
Marx retomó la diálectica de Hegel y con base en su teoría de la
contradicción presentó la historia como una lucha de clases que
terminaría con el triunfo del proletariado y la desaparición de la
sociedad clasista.
Desde lo histórico, cambió el enfoque idealista de Hegel. Así, manifestó
que la historia sí se desarrollaba a través de las contradiciones, pero
que eran los hombres quienes hacían la historia y no la razón.
Igualmente, señaló que cuando se alcanzara la definitiva desaparición de
las clases sociales, el Estado dejaría de ser necesario en la sociedad.
En ese momento terminaría la etapa socialista y se daba comienzo a la
sociedad comunista.
Pronosticó el fin del capitalismo, víctima de sus propias
contradicciones, para ser sustituido por la socialización de los medios
de producción.
Marx también presentó su visión total del ser humano y del mundo. No
creía en la armonía espontánea entre el ser humano y la naturaleza, como
lo plantea el liberalismo, ni en la existencia de una jerarquía de
valores externa al ser humano como lo presenta el cristianismo. Para
Marx, entre el individuo, la sociedad y la naturalez hay una serie de
relaciones que pueden desarrollarse mediante la solidaridad, el trabajo,
la ciencia y la técnica, hasta devolverle al hombre su propio ser.
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https://youtu.be/DAPAd86X3nc
EL MOVIMIENTO OBRERO EN COLOMBIA
La
historia de la Concesión De Mares no fue ajena al nacimiento y
evolución de los movimientos de masas que en Barrancabermeja llegaron a
tener tal resonancia que le dejaron a la ciudad reputación de revoltosa.
Turbulenta aureola de la cual hasta nuestros días no ha podido
resarcirse.
En Colombia, los movimientos obreros
comenzaron a tener su gestación en las organizaciones mutualistas de
mediados del siglo XIX, que no eran más que heterogéneas agrupaciones de
artesanos. Una de ellas, la Sociedad de Mutuo Auxilio de Bucaramanga,
fue liquidada en 1890 porque el gobierno consideró que se había
convertido en un club político. En 1906, por primera vez una
organización gremial, el Sindicato de Tipógrafos de Bogotá, logra la
personería jurídica en Colombia. Empieza así la admisión legal por el
Estado de las organizaciones de masas, con base en los artículos 47 y 49
de la Constitución Nacional. Hasta 1930 el número de sindicatos
reconocidos era de noventa y nueve. Un año más tarde, el Congreso
expidió la Ley 83 que abrió paso a una serie de conquistas reales como
las del reconocimiento a los sindicatos del derecho a ejercer su
actividad y a firmar contratos colectivos. Posteriormente se reconoció
el derecho a vacaciones remuneradas y a la jornada de trabajo de 8
horas.
Hacia 1935 el sindicalismo comenzó a
sentir un franco apoyo del gobierno pues en ese sólo año se concedió
personería a 84 sindicatos y se aumentó este número en 159 para 1937.
Muchas huelgas resultaron
victoriosas y otras como la que realizaron los obreros de la Tropical en
1938, fue duramente controlada. En los congresos obreros se perfila un
ambiente de unidad y de agrupación de las diversas corrientes bajo una
dirección central. Nace así la Confederación de Trabajadores de
Colombia, CTC, en octubre de 1935 bajo la presidencia de Luis A. Rozo.
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El gobierno de López Pumarejo dictó
en 1944 varios decretos por medio de los cuales se establece para los
trabajadores y campesinos la remuneración del descanso dominical, el
reconocimiento del auxilio de cesantía aún en los casos de mala
conducta, el pago de indemnizaciones por accidentes de trabajo o de
enfermedad profesional, algunas prestaciones para los trabajadores
agrícolas y el fuero sindical, por medio del cual se establecía que
ningún dirigente sindical podía ser despedido de su puesto sin la previa
autorización del Ministerio del Trabajo. La Ley 6a. de 1945 recogió y
rubricó estos avances de carácter laboral y social.
Bajo este marco referencial se
dieron los diversos movimientos obreros que tuvieron por escenario a
Barrancabermeja y que fueron moldeando la figura de una organización
cuyo advenimiento quedó profundamente arraigada en las ideas y
sentimientos de los obreros de la Tropical.
A los pocos años de iniciadas las
operaciones en Infantas los trabajadores empezaron a quejarse y a
denunciar el mal trato que recibían de los capataces colombianos y
americanos y de las condiciones insalubres en las que les correspondía
desarrollar su labor.
Estos reclamos encuentran eco y se
convierten en bandera de las arengas y campañas proselitistas con que se
agitaba la inconformidad en los trabajadores.
Las huelgas realizadas en octubre de
1924 y en enero de 1927 coincidían en las peticiones y en el tipo de
organización y promoción dados desde fuera de la compañía. En ambas tuvo
descollante intervención Raúl Eduardo Mahecha, un abogado socialista
proveniente del Tolima que se radicó en Barranca en 1922 tomando como
tribuna de sus actividades la plaza pública, los coloquios nocturnales y
las páginas de Vanguardia Obrera que editaba en su propia imprenta.
Los obreros recorrían las calles de
Barranca en actitud pacífica bajo la atenta mirada de la Policía y se
concentraban, a escuchar sus dirigentes y corear sus reclamaciones en el
parque Bolívar, el centro de mayor actividad de la población. Allí se
escucharon sus aspiraciones de aumentos de jornales, reducción de horas
de trabajo, retiro de los empleados que daban mal trato a los obreros,
mejoramiento de la alimentación y campamentos, eficaz hospitalización,
techado de los carros del ferrocarril y la cancelación de represalias
por el paro. En la segunda huelga se exigía además que se permitiera a
un miembro del sindicato visitar los campos y talleres para oir los
reclamos de los trabajadores.
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En el desarrollo de estos
movimientos ejerció especial influencia toda la ideología que ante
disímiles auditorios promulgaban fogosamente María Cano e Ignacio Torres
Giraldo a lo largo y ancho del país. Con la llegada a Barranca de
aquella mujer menudita y ágil, en la antesala de la segunda huelga, se
despertó un general entusiasmo en la ciudad y en los campamentos obreros
y todos, como hechizados, concentraron su atención en su combativa
arenga.
María de los Angeles Cano, proclamada por un congreso obrero como la
Flor del Trabajo en Colombia, había nacido en Medellín el 12 de agosto
de 1887 y recibido una preparación secundaria en el colegio de su padre,
don Rodolfo Cano. Era prima de los Cano, los de El Espectador. Cuatro
días después de partir María Cano de Barranca, estalló la segunda huelga
que movilizó los 4.500 trabajadores de la Troco y Andian.
Hubo concentración de fuerzas
militares movilizadas desde Medellín y un infortunado enfrentamiento
entre huelguistas y Policía, en el parque Bolívar, dejó como saldo un
muerto y varios heridos, que obligó a las autoridades a decretar el
estado de sitio.
Cuando la huelga terminó, sin
arreglos de ninguna clase, pues la compañía había aumentado los salarios
y reducido la jornada de trabajo, antes de que la huelga comenzara,
Barranca mostraba un aspecto desolador y el número de obreros se había
disminuído notablemente, al abandonar sus puestos de trabajo. La
compañía desplazó enganchadores a diversos sitios para contratar el
personal que requería en sus operaciones.
Mahecha, el bronceado dirigente y
promotor de estas primeras dos huelgas, sin que fuera empleado de la
Tropical, estuvo preso en Medellín por 18 meses después de la primera y
desapareció de Barranca tras culminar la huelga de 1927. Un año después,
en noviembre de 1928 lo vemos figurar en la tristemente recordada
huelga de las plantaciones bananeras de la United Fruit Company en el
Magdalena, de donde huyó más tarde a Panamá y México.
Bajo el amparo de la Ley 83 de 1931
se crea, en 1934, la Unión Sindical Obrera que obtiene personería
jurídica del Gobierno, llegando a prosperar rápidamente en número de
afiliados. |